Teniendo en cuenta todos los criterios, como el uso de combustibles fósiles, la energía, el agua, las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y los residuos, ¿cuál es el mejor producto sostenible para un convertidor gráfico?
Lo ideal sería, por supuesto, poner en el mercado el menor número posible de materiales y no generar residuos, pero sabemos que esto no siempre es posible. La siguiente mejor opción en términos de sostenibilidad es el uso de materias primas renovables. En nuestro sector utilizamos films fabricados con polímeros, y lo mismo ocurre con los films sin PVC y los adhesivos con disolventes. Estos polímeros están elaborados a base de petróleo y, por supuesto, el petróleo es un recurso no renovable. Por eso, cuando tomamos decisiones teniendo en cuenta el ciclo de vida de un producto, debemos evitar utilizar cantidades excesivas de recursos no renovables y buscar alternativas.
Aquí es donde nos podemos plantear una pregunta importante: ¿es mejor el PVC que un film de poliolefina o de poliuretano? Si se observa el peso del PVC, más del 50% es cloro (CI). Eso significa que en comparación con el PO o el PU, el PVC contiene menos petróleo. En ese aspecto concreto de la sostenibilidad, el PVC obtiene una puntuación más favorable. Hay que tener en cuenta todas las ventajas y los inconvenientes de cada uno de los diferentes materiales a la hora de pensar en medidas de sostenibilidad, y esto se aplica tanto a los materiales con PVC como a los que no lo tienen. En mi opinión, lo mejor es esforzarse siempre por conseguir productos que requieran menos componentes no renovables.
Son muchos los factores que intervienen en el tratamiento de los productos al final de su fase de uso. Por ejemplo, ¿se pueden reutilizar o reciclar, o podemos aprovechar la energía de su combustión? El PVC pierde muchos puntos cuando acaba en el flujo de residuos, porque el PVC no se degrada y, por tanto, permanecerá en nuestro suelo para siempre. Otros polímeros sí se degradan, aunque pueden tardar varios años, por ejemplo de 5 a 10 años en el caso del PET, de 20 a 30 años en el caso del PP o hasta 1.000 años en el caso del PEBD.
Tenemos que tener en cuenta nuestras opciones para cada uno de los diferentes aspectos dentro de la evaluación del ciclo de vida y la escala de sostenibilidad. Una perspectiva razonable de la sostenibilidad incluye cómo se fabrica un producto, qué materias primas se utilizan, cómo se comporta durante la fase de uso y qué ocurre con él, al final de su vida útil.
Estamos en las primeras etapas de nuestro camino hacia la sostenibilidad, pero es importante establecer expectativas y objetivos y hacernos responsables de demostrar los avances.
Para más información sobre nuestro compromiso con la sostenibilidad, puede visitar nuestra página web y consultar nuestro folleto sobre sostenibilidad.